Por Kelly Robledo
Es un hecho que la población necesita formarse en competencias mediáticas, y que, sin embargo, aún existe una gran brecha digital que desconecta a muchas personas por la existencia de diversos factores como los demográficos y económicos. En este sentido, resulta gratificante conocer sobre iniciativas que ponen en valor la media literacy y trabajan para que esta se expanda.
Un ejemplo de estas es Alfa-Media, una asociación sin ánimo de lucro, conformada por expertos profesionales y académicos de los campos tecnológico, educativo, jurídico y comunicativo, cuyo principal objetivo es favorecer y colaborar en el desarrollo de iniciativas vinculadas a la alfabetización mediática. En las siguientes líneas presentamos la entrevista que AIKA realizó al presidente de Alfa-Media, Andrés Armas, en la que conversamos sobre los retos que como sociedad tenemos en este ámbito.
En el campo de la comunicación indudablemente avanzamos en tecnología, pero ¿avanzamos también en educación?
Nadie puede negar la evidencia del acelerado cambio que las TIC han propiciado en las últimas décadas en el modelo económico y social. Ya no es posible encontrar ninguna actividad que no sea susceptible de vincularse de una u otra forma con información almacenada, procesada y distribuida de manera ubicua. Pero este cambio ha tenido lugar a una velocidad tal que la destreza y habilidad de las personas en su uso, salvo una minoría, no se ha producido con la misma cadencia. Creo que ambos ritmos de progreso no van parejos.
Esto abre paso a introducir un tema relevante: la denominada “alfabetización mediática”. ¿Por qué es importante y quiénes necesitan desarrollar estas competencias mediáticas y tecnológicas?
Bueno, la diferencia de ritmo que he mencionado obliga a un considerable esfuerzo por parte de todos para que los ciudadanos puedan aprovechar de manera óptima los beneficios que se derivan de este cambio de modelo. Y también, y no es una cuestión menor, a esquivar los riesgos y amenazas que pueden derivarse de un uso malintencionado o erróneo de estas herramientas, que es lo que son al fin y al cabo.
Con este enfoque, y si consideramos que dichas herramientas son de uso universal, no cabe hablar de grupos exentos de la necesidad de capacitación. Todas las personas, cualquiera que sea su edad y ocupación, necesitan un mínimo de capacidades desarrolladas para que el uso de estos sistemas se convierta en una alianza virtuosa entre personas y tecnologías.
«Nadie se salva de la necesidad de mejorar nuestras competencias en el uso de las tecnologías»
Andrés Armas, presidente de Alfa-Media
La brecha digital es un factor determinante en este punto…
La brecha digital se comporta de manera singular, porque al contrario que en otros casos, las diferencias más marcadas no se producen por niveles de renta o hábitat, sino por edad. Los comportamientos entre jóvenes de medios urbanos o rurales en el uso de la tecnología se asemejan a la dificultad en la adaptación que las personas de edad avanzada tienen, esto con independencia de su nivel cultural o socio-económico.
Sin embargo, en ambos casos se producen elementos de singularidad, porque el uso abundante de dispositivos y aplicaciones por parte de los jóvenes, se produce en general de una manera escasamente atenta al riesgo de usos malintencionados o de violación de derechos fundamentales.
En ese sentido, nadie se salva de la necesidad de mejorar nuestras competencias en el uso de las tecnologías.
¿De quién es responsabilidad hacer posible la alfabetización mediática de los ciudadanos?
Yo creo que es una responsabilidad compartida. Las instituciones tienen un papel esencial en la regulación y supervisión además de en el proceso de capacitación, especialmente a la parte más joven de la sociedad, en su primer periodo de formación (y digo primero, porque esta revolución nos obliga a todos a una formación permanente). Pero también las compañías del ecosistema tienen una responsabilidad –que les será cada vez más demandada por todos los actores–, así como la sociedad civil, que debe reclamar esta acción y perseguir su desarrollo.
«El principal reto [de España en alfabetización mediática] es el desarrollo de procesos y legislación compatibles con el uso de tecnología y la capacitación de las personas»
Andrés Armas, presidente de Alfa-Media
¿Cómo se encuentra España en este ámbito? ¿Y en comparación con otros países?
Desde el punto de vista de las infraestructuras y equipamiento, España se encuentra en vanguardia en el uso de las TIC, aunque la situación es mejorable en entornos educativos y de la administración –con notables excepciones, como la Agencia Tributaria y otros–. El principal reto es el desarrollo de procesos y legislación compatibles con el uso de tecnología y la capacitación de las personas tanto del lado de la oferta de servicios como de los usuarios.
Alfa-Media, asociación que usted preside, ¿de qué manera colabora para hacer realidad este fin necesario?
Somos una asociación muy joven, apenas unos meses, pero ya contamos con cierto reconocimiento gracias a las trayectorias personales de nuestro equipo fundador. Nuestra intención es instrumentar acciones y medidas que mejoren el sentido crítico y las habilidades de las personas de forma que el uso de las nuevas tecnologías se desarrolle de manera informada, responsable y valiosa para los ciudadanos y la sociedad mediante la inclusión de la alfabetización mediática en la agenda pública de instituciones y agentes del sector, generando reflexión y debate y propiciando activamente iniciativas en torno a esta acuciante necesidad.